El excelente clima de Tenerife, suavizado por los vientos alisios, hizo de esta isla, especialmente de la zona de Tacoronte, el lugar ideal para la producción de vinos de calidad, los cuales, ya en el siglo XVI y XVII, alcanzaron tan alto prestigio que eran demandados por los mercados más cosmopolitas de Europa y América.
Domingo López Arvelo, hombre amante del campo y del vino, recuerda como sus ancestros le contaban que en la parte más antigua de lo que hoy es la Bodega Presas Ocampo, su familia ya se dedicaba a hacer los ricos vinos que en aquellos momentos eran casi como un lujo que no todos se podían permitir. De esta forma y con la regulación del sector, en los años 80 se empezó a trabajar de nuevo por los vinos canarios, y a partir de ese momento fue como poco a poco y con todo el cariño del mundo, este bodeguero empezó con la aventura del vino.
Pero fue a partir del año 1.990 con la entrada en el Consejo Regulador Tacoronte-Acentejo cuando verdaderamente la bodega tuvo el auge que la ha situado hoy en día como una de las más importantes de la isla y con la mayor proyección.