Una viticultura prodigiosa. Exentos del uso del pie americano por la ausencia de filoxera, las cepas, de pie franco, están ubicadas en el municipio de Fasnia, en la isla de Tenerife. Cultivadas a 225 metros sobre el nivel del mar, la influencia del clima templado seco junto con una elevada insolación y las escasas lluvias anuales obligan al viticultor a desarrollar sistemas de aprovechamiento para retener y mantener la humedad, como es el uso de arena volcánica conocida como "jable". Suelos áridos y con bajos niveles de materia orgánica que son refrescados por los vientos alisios.
Cata:
Un vino que es una auténtica sorpresa: notas frescas, que no son frutas maduras ni siquiera flores, sino algo más de bosque, con sus matices minerales tan peculiares. En boca, tiene ese toque atlántico, que le otorga suavidad y limpieza, ese suelo volcánico que deja un final largo y enormemente placentero.
Con qué disfrutarlo:
Es un vino que nos pide algo para acompañar ese toque volcánico tan especial. Nos ha gustado mucho con ternera guisada o asada, pero si no te apetece liarte tanto, hazte una buena pasta.
